Por Greg Tresan, (DogWorks@aol.com)
En la actualidad el atractivo popular de la cría de razas especialmente de Border Collie y Pastor Australiano, presenta una creciente necesidad de reorientar el fuerte instinto de presa de estos perros que fueron criados por su valor en el trabajo. Estos perros han terminado viviendo en la ciudad sin tener ninguna necesidad real de trabajar sus talentos especiales. Como pez fuera del agua, estos animales extremadamente inteligentes a menudo "crean" el trabajo donde no deberían. No es raro oír historias de perros que persiguen gatos, niños y coches, y que corren arriba y abajo tras las vallas de los patios traseros ladrando sin cesar mientras sus propietarios están lejos de casa. Por estos motivos muchos de ellos son incomprendidos, y a su vez, abandonados o dados en adopción. El reto para el propietario de un perro de pastor urbano es entender las necesidades del animal, y a su vez centrarse en el instinto natural, parte integral en la herencia del perro.
La primera cuestión es la gestión. Por extraño que pueda parecer, un perro de pastoreo en zona urbana viene a ser más parecido a una herramienta que a una mascota. Esta verdad tan simple ayudará a cualquier propietario a comprender el comportamiento del perro de pastor urbano. Estos perros fueron criados para ayudar a los agricultores o pastores en la labor cotidiana de administrar una granja o explotación ganadera, ahorrando un tiempo y esfuerzo considerables y, como buenas herramientas, estos animales no deben dejarse de lado ni deben ser "mal utilizados". Hasta su entrenamiento, y para evitar los riesgos inherentes de poseer un perro activo, es necesario confinar al animal cuando se queda solo. Un transportín se convierte, en esencia, en la “caja de herramientas” del perro urbano. Si el dueño puede dejar de pensar erróneamente de que limitar al perro es cruel y no lo ve como una forma de castigo, reducirá las posibilidades de que su perro comience a trabajar donde no debería.
La analogía "herramienta" se aplica al cuidado de los perros de pastor urbanos. Combustible y mantenimiento equivalen a una nutrición adecuada y atención veterinaria. Estos son los ingredientes clave para "engrasar" ese motor y que funcione bien en casa.
Junto con el instinto tan arraigado y fuerte de presa de estas razas, cuando el cuidado es el adecuado, tienen abundantes reservas de energía y resistencia necesaria para el trabajo. Las necesidades físicas del perro de pastor urbano son exigentes. El propietario debe cumplir con los retos de darle a su perro el ejercicio regular que realmente necesita. Si se deja a su suerte, la energía de estos perros que tienen necesidades de trabajo, pueden convertirse en una pesadilla para el dueño de un perro de pastor urbano. Si por el contrario esa energía se canaliza bien, se puede crear un vínculo entre perro y dueño para disfrutarlo toda su vida.
La tarea de aprovechar el instinto del perro y a canalizarlo a una actividad aceptable, rápidamente se convierte en una responsabilidad fundamental para el propietario de un perro de pastor urbano. Antes de emprender este proceso, es útil una comprensión básica de los instintos principales de estos perros.
Lo que comúnmente se considera "instinto de pastoreo", es en realidad la función de perseguir una presa. En pocas palabras, el instinto de presa es el deseo de un perro de perseguir algo que se mueve. Los comportamientos resultantes de este tipo de individuos incluyen la búsqueda y captura de un objeto en movimiento. El instinto de caza se inicia con el vuelo (huida) de un objeto. Si no se controla, la presencia de este instinto rápidamente se hace evidente en el perro de pastor urbano manifestando conductas no deseadas tales como perseguir coches, niños, gatos, ardillas o bicicletas. Desafortunadamente para el perro, estas actividades no son comportamientos aceptables en nuestra sociedad. En el mejor de los casos puede resultar un animal incontrolable, y, en el peor, puede llevar a la muerte prematura de nuestra mascota.
Hasta la fecha, la mejor alternativa para ese instinto de presa que he encontrado (a parte de llevar al perro regularmente a hacer otra actividad pero que puede llevarnos tiempo y ser mucho más caras), es el Frisbee o disco volador. Sustituye el instinto de presa por el plástico, por así decirlo. Es un proceso bastante simple para un perro, y relativamente accesible porque las necesidad de materiales son muy pocas. Hay clubes que ofrecen actividades como agility y flyball, pero ninguna de estas ofrecen un acceso tan fácil como lanzar a su perro un disco volador. Algunas personas prefieren una pelota de tenis, y aunque esta actividad también es de fácil acceso y le dará a su perro la oportunidad de canalizar su instinto de presa y gastar energía acumulada, carece de la variedad y el interés del disco volador. Además, un hecho poco conocido es que el tinte utilizado en las pelotas de tenis es tóxico. Con todo esto en mente, el resto de este artículo estará dedicado a canalizar el instinto de presa de un perro de pastoreo urbano en el deseo de atrapar un frisbee.
En esencia, la actividad con un frisbee y su perro, es sólo un juego elaborado de cobro. El cobro puede enseñarse con cualquier objeto y muchas veces es conveniente comenzar el entrenamiento con algo menos intimidante que un disco de plástico duro. Mucha gente en realidad hace que el perro pierda interés por el disco en las primeras etapas de entrenamiento porque el animal se ha llevado algún golpe con el disco debido a la falta de previsión del propietario. No cometan ese error. Comiencen con algo suave y que permita al perro clavar sus dientes. De cuerda, de goma y juguetes de vellón falso sirven bastante bien para este propósito. Independientemente de lo que se elija, asegúrese de que sea cómodo de usar tanto para usted como para su perro. El objeto debe ser fácil de lanzar y de recoger.
Antes de empezar, seleccione el objeto para el cobro y asegúrese de tener, al menos , dos similares o idénticos. Ser capaces de cambiar un objeto por otro de igual o mayor valor es un elemento crucial en la conversión del impulso del instinto de presa al juego y ayudará a evitar que en el entrenamiento el perro se vaya accidentalmente con uno de los objetos.
Una vez decidido el objeto para el cobro puede comenzar a incitar a su perro a jugar al "tira y afloja" moviéndolo. Ofrecer uno de los objetos al perro sin llegar a intimidar y fomentar su confianza. Si coge el objeto en la boca, elógielo verbalmente y permita que gane un breve juego de tira y afloja. En realidad hay que dejar que el perro se lo lleve. Esto le hará seguir y alegrarse por su victoria. Otra vez, y contrariamente a las expectativas del perro (él esperará ganarle a usted de nuevo) recupere el control del objeto. La mayoría de los perros cuando esto ocurre, seguirán. Cuando el perro sigue el juego, refuerce positivamente con elogios y muestre el segundo objeto de cobro. En el momento que deje caer el primer objeto a cambio del segundo, suelte el segundo objeto y repita el ejercicio desde el principio.
Un posible problema que podría encontrarse con esta técnica es la falta de interés en el objeto a cobrar. Este tema sería para otro artículo, y raramente ocurre en perros con alto instinto de presa, pero esta dificultad puede superarse con paciencia y un entrenamiento adecuado. En pocas palabras, algunas sugerencias para crearle interés sería hacer gestos juguetones y golpear ligeramente los dos objetos, lanzar uno al aire para tí o para alguien; jugar a pelota o dejar que su perro vea a otro entrenando y manteniéndolo restringido... Si tiene éxito en manifestar el valor del objeto y hacer que sea interesante para usted, debería ser interesante también para su perro.
Otro problema que puede ocurrir es que mantenga la distancia. Este problema se puede resolver con una correa larga atada al collar del perro y entusiasmarlo con la presentación del segundo objeto, para quitarle el interés en el que actualmente tiene en su boca. Asegúrese de lanzar el segundo objeto en el momento en el que suelta el primero. El objetivo es que el perro piense que la entrega del segundo objeto es por soltar el primero. Recuerde, se necesitan dos para jugar, si uno no quiere, el juego no puede empezar. Una vez conseguido este ejercicio de cobro simple, ya puede comenzar a lanzar el objeto a cobrar. Haga los lanzamientos cortos y fáciles para que el perro lo alcance. Cuando haya logrado coger el primer objeto con seguridad, motívelo enseñándole el segundo objeto claramente. No le dé el segundo objeto hasta que no haya soltado el primero. De esta manera, el segundo objeto se convierte en un refuerzo cuando suelta el primero. Un cambio justo. Idealmente, el perro debe pensar que tiene el control de este proceso. Él debe decirse a sí mismo "Mira esto! Suelto este y me lanzan otro. Lo tengo bastante bien entrenado".
Si lanza el segundo objeto en dirección opuesta al primero, procure posicionarse en el centro de la acción; esto ayudará a que el perro se centre tanto en usted como en la actividad. Para hacer esto correctamente debe asegurarse de que el perro va para el objeto lanzado y está ocupado recogiendo lo que acaba de caer. Muchas personas pierden este pequeño detalle porque están cautivadas de ver el trabajo que su perro está haciendo. Debe mantener la atención del perro para motivar el juego. No esté con las manos vacías y pierda la oportunidad de continuar el entrenamiento. Trate de hacer que el perro piense que debe volver corriendo a conseguir otro juguete.
Cuando el juego de cobro simple ya es fiable, puede empezar a fijar los distintos comportamientos en el momento justo. "Cógelo" "Tráelo" y "Suelta" son señales o comandos comunes para ello, pero cualquier señal apropiada será suficiente.
Durante el tiempo que se está enseñando el cobro, puede condicionar a su perro a la presencia del disco de plástico. Un método probado de familiarizar a su perro al frisbee es girarlo y utilizarlo como su recipiente de comida. Asegúrese de no dejarlo hasta que el perro pueda tener la oportunidad de tener el disco para el postre. Al alimentar al perro en el disco, se está creando una asociación positiva con la vista, el olfato, y el tacto del mismo.
Cuando los pasos anteriormente descritos se han cumplido, puede utilizarse el frisbee sustituyendo los objetos empleados al principio. Una vez más, debe tener dos discos idénticos. Muchas personas prefieren una Soft Floppy Bite, disco hecho de tela resistente que resulta agradable en la boca del perro. Cualquiera que sea el tipo de disco a utilizar, tendrá que bajar el listón de nuevo y volver al juego del tira y afloja hasta que se sienta cómodo con el disco en la boca.
En este punto existe una técnica importante de transición que se utiliza para fomentar la confianza del perro antes de que lo pueda coger al vuelo. Esta técnica requiere que el disco se lance rodado en lugar de al aire. Un disco volador rodado permite a los perros atraparlos sin la dificultad que requiere hacerlo en el aire. No se salte este paso. Cuando el perro coge fácilmente el disco rodado mientras está en movimiento, está listo para comenzar a lanzar el frisbee al aire.
Para el primer lanzamiento, busque un día con una ligera brisa que sople siempre en una dirección. Después de un breve calentamiento, ruede un disco en contra de la dirección del viento. Cuando el perro vuelva a por el otro, haga un lanzamiento muy fácil contra el viento. Trate de guiar al perro. Hágalo para que sea prácticamente imposible de que falle. Si el perro lo atrapa o lo intenta, prémielo efusivamente y repita el ejercicio. Si sólo lo mira y deja que caiga sin atraparlo y sin intención de cogerlo, vuelva a motivarlo para que sea un éxito. Fomente la confianza con éxito. Vuelva a lanzarlos rodados y luego intente de nuevo al aire para que lo atrape. Recuerde que un disco que se ha caído al suelo ya no se mueve, y representa muy poco interés como presa. El disco tiene que estar en movimiento para activar el instinto de presa y mantener el interés y el entusiasmo en el perro.
Cuando finalmente su perro capture y devuelva el disco con la esperanza de conseguir otro lanzamiento, entonces su instinto de presa se ha convertido en un juego. No puede resolver todos sus problemas de instinto, pero puede darle al perro un trabajo que satisfaga muchas de sus necesidades.
La conversión del instinto de presa en juego en un perro de pastor urbano requiere de mucha paciencia, coordinación y gestión cuando se trata de un animal muy motivado. Todo compromiso tiene su precio, pero las recompensas son grandes. Como herramienta de formación es muy valioso, y la atención y control que se desarrollan no tiene precio. Muchas personas han hecho del juego con frisbee o algún otro juego de cobro menos sofisticado una forma de canalizar a su perro de pastor urbano. Algunas personas aún dicen que antes de que comenzasen a jugar con el frisbee se habían planteado dar a su perro en adopción. Y ahora, después de enfocar al perro a un trabajo en el cual se le permite utilizar sus talentos naturales, ni el propietario ni su mejor amigo pueden esperar para ir al campo durante una tarde agradable. Esta historia es bastante común. Es simplemente una prueba de que el disc dogging puede ser realmente la salvación para un perro de pastoreo urbano.
Traducción: Cristina Navarro
Texto original: http://www.uwsp.edu/psych/dog/LA/tresan1.htm
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