¡YES&CLICK! 2012... PRESENTACIÓN

martes, 11 de septiembre de 2012

PONIÉNDONOS A "TONO"


Son tantos los alumnos a los que les ha llamado la atención mis variados y concretos “Tonos emocionales” cuando trabajo con perros, que me veo en la obligación de escribir sobre este tema que, para mí, es tan importante.

Voy a ver si soy capaz de reflejar en este pequeño texto lo que pienso y siento sobre ellos.

Las 2 primeras acepciones de “Tono” son:

1. m. Cualidad de los sonidos, dependiente de su frecuencia, que permite ordenarlos de graves a agudos.

2. m. Inflexión de la voz y modo particular de decir algo, según la intención o el estado de ánimo de quién habla.

El concepto de tono proviene del latín tonus, que a su vez deriva de un vocablo griego que significa “tensión”.

El tono es la propiedad de los sonidos que permite ordenarlos de agudos a graves según su frecuencia.

Pero también es un modo específico de expresar una cosa de acuerdo a los propósitos o las condiciones anímicas del emisor. Así decimos que alguien habló en tono autoritario, solemne, o que la charla transcurrió en un tono relajado.

Como vemos son dos conceptos diferentes que sin embargo tienen algo en común, si alguien nos dice que le están hablando en tono solemne, nos imaginamos una voz con un tono grave, y si te hablo en tono apremiante seguramente me escuches en un tono más bien agudo.

Así pues, los tonos más agudos suelen usarse para transmitir un tipo de emoción y los graves los reservamos para otros. Lo que está claro es que la propia voz es una herramienta mucho más útil de lo que muchos creen para influir en el estado emocional del receptor.

Se define como “Extensión tonal” el rango de tonos que una persona puede emitir desde los graves a los agudos. Este rango puede ir desde un gruñido en tonos graves, a un chillido en los tonos agudos.

Aplicada a la transmisión de estados emocionales, la escala tonal es una herramienta extremadamente útil para ayudar a predecir las características y comportamientos de una persona.

El ser capaz de reconocer el nivel de tono de la gente a un primer vistazo, es una habilidad que puede darle una ventaja tremenda en el trato con los demás. Es una destreza que influye y depende, directamente, de nuestra capacidad para reconocer las emociones ajenas, exacto la famosa EMPATÍA.

Por lo tanto, bien merece el tiempo y el esfuerzo que empleemos en refinarla, aunque cuesta bastante adquirirla.

Las cuatro cualidades básicas del sonido son: Intensidad (fuerte, débil o suave), tono (agudo, medio, grave), timbre (es aquello que nos permite distinguir la voz de dos personas que cantan una misma canción, o bien diferentes instrumentos que emiten una misma nota musical. Depende de las características de la fuente emisora del sonido) y duración (largo o corto).

Estas cualidades juntas hacen que podamos percibir en cualquier mensaje cierto estado emocional del emisor, lo que conocemos como el “tono” emocional, que como ya hemos visto no debemos confundir con el “tono” sonoro (agudo, medio, grave).


Manejar los “tonos” adecuados


Vamos a ver cómo podemos aprovechar los diferentes “Tonos emocionales” a la hora de trabajar con los perros.

Mi amiga de Buenos Aires: Mercedes Iacoviello, escribió este post el 24 de julio de 2012 en mi muro de Facebook, justo cuando volví de mi estancia en su país. No es la primera vez que un alumno me comenta este estudio y busca más información sobre el tema.

“Dos días después del Seminario, logré recordar por qué me resonaba en algún lugar del cerebro tu trabajo con los tonos emocionales, y el cuidado para la selección de órdenes verbales... Patricia McConnell, una experta en relación humana-canina, hizo su tesis de doctorado justamente sobre ese tema y me pareció fascinante. Estudió las palabras y entonaciones utilizadas para comunicarse con animales domésticos (caballos y perros) en tres culturas e idiomas diferentes... y son sorprendentemente similares.”

Cada propietario cree saber qué tono emocional es el apropiado para según qué cosas quiere lograr de su perro (atención, calma, llamada, juego, etc.,), pero resulta que, en muchos casos, se olvidan de cuáles son los tonos que ellos perciben, sienten e interpretan mejor (tonos graves/frecuencias bajas, tonos medios/frecuencias medias, tonos agudos/frecuencias altas)


La importancia de los tonos


Algunos tonos mejoran considerablemente la vinculación afectiva-emocional y propicia la interacción, otros en cambio nos alejan de tal propósito. Algunas señales verbales y tonos pueden influir sobre la manera en el que el perro piensa, siente y aprende, dificultando la capacidad de aprendizaje, evolución y adaptación al entorno.

Todos sabemos que lo interesante no se encuentra en el mensaje, sino en cómo llega, cómo lo expresamos. Algunas ocasiones, el cómo decimos las cosas, resta calidad emocional y social a dicho mensaje comunicativo. Por lo que hay que prestar especial atención a qué queremos expresar y cómo hacerlo.

Si este aspecto no lo cuidamos, el guía podrá tener problemas de comunicación con su perro, empeorando la situación y aprendizaje con él. También puede darse que, en un momento concreto de la vida del perro, empiece a percibir que no responde como al principio o simplemente parezca que ni le está escuchando.

En este momento, se piensa rápidamente en el deterioro del proceso de Adiestramiento, obviando otros motivos o causas. Por lo que se tiende a incorporar indicadores o marcadores específicos (inhibitorios, condicionados o de los que vienen de serie en el ser humano) para hacerle llegar nuestro malestar. Muchas pueden ser las causas que hagan que un propietario pueda dejar de tener control sobre su tono, intensidad y duración (alejándose de toda justicia).

Unos ejemplos muy significativos: que el perro no haga lo que se le está pidiendo, que no resuelva correctamente, que no trabaje con la intensidad que se desea, por anticipación, distracción, inestabilidad, mala gestión del entorno, niveles altos de estrés que impiden la concentración, conducta social no deseada, cuando el perro se deja llevar por su instinto, situación o entorno, etc.,


 
Relación directa de los tonos con el trabajo.


Con la llegada de la estructura ¡Yes&Click! hemos ido ajustando nuestros protocolos de trabajo, incorporando pilares fundamentales que sustentan este trabajo, buscando las oportunas proyecciones de cada una de las señales que utilizamos en el Adiestramiento (gestuales y verbales). Pero para lograr entender y poder aprovechar lo que estos pilares ofrecen, los guías deben aprender a utilizar bien los tonos con los parámetros vocales adecuados.

Estos protocolos nuevos, si bien siempre los hemos tenido en cuenta, hoy por hoy pensamos que son parte esencial de nuestro trabajo con los perros, creemos firmemente que es una información esclarecedora para los alumnos que buscan aprender a comunicarse de una forma serena y amable, generando una sensación de bienestar en el binomio (perro-guía), y sin perder la funcionalidad y competencia del proceso.

Es bueno tener en cuenta que casi todas las voces humanas llevan frecuencias medias, aunque los varones tienden a las graves y las mujeres a las agudas. El rango de frecuencias que cada persona puede escuchar determina su espectro auditivo, por lo que dependiendo de él, así subiremos o bajaremos la frecuencia al comunicarnos.

Una voz grave expresándose con naturalidad ofrece un elemento de comunicación estable, mientras que un tono agudo en ciertas áreas del Adiestramiento puede aumentar bastante la intensidad emocional del perro (impidiendo su concentración).

Igualmente una voz grave expresando rechazo o indignación puede provocar un bloqueo en el perro, además que puede hacer tambalear los lazos de amistad que unen al binomio.

Un tono agudo ayuda a desbloquear a un perro y evita su frustración, le anima a que venga, a que conecte emocionalmente con la conducta, guía, entorno o situación, le invita a jugar, etc.,

Una misma persona puede variar la intensidad y el tono según qué conductas quiera lograr. Pero hay que prestar mucha atención a lo que el perro interpreta y siente con la llegada de cada señal y tono. Las personas tendemos a veces a tener comunicaciones “extrañas”, decir cosas incorrectas y decirlas en el momento inoportuno. Por lo que tengamos paciencia sí, con ese estilo de comunicación, el perro hace acciones incorrectas en el momento equivocado.

Esto llevará y ayudará al perro a sentirse bien y actuar en consecuencia, impidiendo que permanezca en un estado crónico de alerta emocional (miedo, aburrimiento, entusiasmo, excitación, estrés, nerviosismo, etc.,).

Este estado de intranquilidad es fácil que se dé con determinadas señales verbales, que van unidas a un tono, intensidad, duración, y asociadas a consecuencias no agradables para el perro.

Ejemplos típicos: Una llamada mal montada, un junto mal construido, posiciones básicas no comprendidas, conductas no ejecutadas sólidamente, habilidades de acción dinámica muy repetitivas, comandos de parada, permanencias complicadas, conductas sociales, etc.,

Si estas conductas, sin darnos cuenta, han quedado asociadas por Condicionamiento Clásico con algún malestar emocional o físico, automáticamente esas señales (aunque variemos sus parámetros) producirán una activación extra del estrés, en algunos casos impidiendo la correcta resolución y progreso del ejercicio (por este motivo, muchísimo cuidado con los indicadores negativos o marcas informativas sin condicionar con algún estímulo agradable).


Expresarse en el tono adecuado


Está claro, que a una mujer con un tono agudo (frecuencia alta y más fina) le costará aprender nuevos patrones de entrenamiento y que todos ellos no entren emocionalmente en conflicto. Igualmente, un varón con un tono grave (frecuencia baja y más gruesa) el llegar a utilizar tonos agudos para según qué cosas, le puede llevar un tiempo. Pero ambos sexos pueden al menos intentarlo.

El perro aprenderá desde pequeño a dejarse guiar con el tono que su guía se exprese, pero esto no quita para que intentemos hacerle llegar esos tonos que a ellos les atraen, y con los que se sienten seguros.

Sólo es cuestión de pensar qué queremos lograr, y cuál es la proyección que tendrá cada una de las señales gestuales y verbales que incorporaremos en cada conducta.

Por ejemplo, si queremos trabajar el área “Atencional”, podemos pensar en condicionar un sonido activador emocional, una señal para conectar y otra para desconectar, para crear contacto visual (focus) etc., Para lograrlo, mejor utilizar tonos agudos de intensidad fuerte (de duración más o menos larga o corta).

En el área de las “Emociones” y su control a través de la concentración y la calma, es aconsejable la utilización de tonos graves de intensidad débil o suave y cortos en duración.

En la siguiente que es la “Actitud” (la manera de transmitir y comunicarse durante el trabajo) son igualmente adecuados los tonos graves, de intensidad suave y cortos en duración.

Para el área “Motivacional” (aprender cómo ilusionar haciendo de la sesión algo atractivo para el perro) priman los tonos que a los perros les atraen, las frecuencias agudas, de intensidad alta o media (dependiendo del perro) y largos en duración.

Y para terminar, en el área “Afectiva” (motor fundamental para mantener las conductas ya construidas, máxima vinculación, Yackpot social), lo ideal es mezclar los tonos sin que entren en conflicto, jugar con las intensidades (alta, media o baja) y la duración (corta o larga). De tal forma, que el perro aprende a gestionar nuestras emociones (que a veces son bastante inestables) y le aporta mucha información sobre cómo somos y cómo nos comportaremos con ellos.

Lo importante es que los tonos sean sinceros, aquí sólo podemos trabajar nuestra predisposición para tener las emociones correctas en el momento adecuado. Es por ello, que si tenemos un mal día es mejor aplazar la sesión. Todos sabemos que es muy difícil, por no decir imposible, engañar a un perro sobre nuestro estado afectivo, mucho menos si es nuestro compañero.

Yo sólo mezclaría tonos agudos, medios y graves, en las áreas motivacional y afectiva. En el resto intento mantener siempre el mismo tono, intensidad y duración. De tal forma que, con esa uniformidad, para el perro es más fácil alcanzar éxito en los niveles atencionales, gestiona mucho mejor sus emociones y mantiene una actitud adecuada al criterio y objetivo marcado.


Proyección de la señal gestual y verbal


Una vez tenemos claros los tonos, vamos a escoger la señal verbal correspondiente (comando del ejercicio) y la apoyamos con una señal gestual (guía física).

Al igual que hay que cuidar los tonos, hay que pensar mucho cómo se llamarán los ejercicios y qué guía física añadiremos. En ¡Yes&Click! pensamos que todo debe tener proyección a nivel emocional y de rendimiento. No nos vale cualquier señal verbal, gestual o ambas al tiempo, si carecen de proyección emocional (su presencia no fomenta el bienestar, los motores sociales, la concentración relajada, capacidad resolutiva, gestión emocional, calma, etc.,) y de rendimiento (no valdrán para conductas futuras, no ayuda en la capacidad resolutiva, autoevaluación, proactividad controlada, etc.,).

Las señales gestuales deben contener una información clara que ayude al perro a lograr éxito durante la construcción de la conducta, y que pueda seguir desarrollándose a través del proceso de Adiestramiento: “Lo que nos sirve hoy, que nos valga para mañana”.

Las señales verbales (comandos de los ejercicios) tienen que ir en sintonía con lo que queremos lograr, además que como hemos explicado, cuidar el tono, la intensidad y la duración de éstas. Si queremos que nuestro perro camine para atrás, buscaremos primero el tono de AYUDA (tono agudo, intensidad alta o media, y largo en duración al ser un ejercicio largo), por lo que no es nada adecuada la tan utilizada señal verbal “Atrás” (tono grave, intensidad media, corto en duración). Más bien hay que buscar palabras compuestas suaves como “Go Back” (en sintonía con el esfuerzo, motivación y duración).

Si buscamos una parada elécrtrica en el perro, que sea capaz de pararse en cualquier circunstancia, entorno, velocidad y con buen nivel de latencia, entonces buscaríamos un tono grave, de intensidad media y muy corto en duración.

Tengamos en cuenta, que ante niveles altos de frustración (porque el perro no termina de hacer bien el ejercicio) los tonos e intensidades empiezan a alterar al perro… por lo que aprender a controlar todo el conjunto informativo por orden de prioridad: TONO - SEÑAL GESTUAL - SEÑAL VERBAL, nos facilitará el auto-control y el perro podrá disfrutar de un amable adiestramiento.

Una simple señal gestual de un “Frontal” (para trabajar el patrón motor de movimiento) se convierte en una de las señales más potentes y funcionales en el Adiestramiento a nivel emocional, si se sabe controlar y ver su proyección.

Lo que empieza señalando y marcando un punto de luring concreto, se va convirtiendo en una señal gestual para capturar “calma” en un futuro cercano, ayuda en la construcción de un excelente target de mano mantenido (evita frustración, fomenta la conexión con el perro, beneficia la concentración, la calma, además de ser una conducta distribuidora de un gran número de “Habilidades Caninas” y posiciones de HTM, etc.,). Todo esto a nivel de rendimiento.

Este mismo target (que surge de la señal gestual de la conducta “Frontal”) informa al perro en qué lugar exactamente se tiene que colocar delante del guía, puede parar la actividad del perro cuando no está estable o genera conducta no apropiada, igualmente marca un límite de acercamiento y le comunica que una conducta o acción no está bien hecha (no acierto).

Por lo que, en nuestro saco (no sobrepasar la mitad de él para que siga quedando espacio para seguir llenándolo), donde vamos almacenando conocimientos, ya tenemos señales con proyección a nivel emocional y de rendimiento. Este tipo de aprendizaje permanecerá en nuestro saco muchos años.

Tengamos en cuenta la extrema sensibilidad auditiva y emocional de los perros, y seamos conscientes de no “dañar” a nuestros compañeros por nuestra torpeza comunicativa o falta de empatía. Cada vez más son los entrenadores que afinan sus protocolos para transmitir una información clara y coherente, con una carga emocional adecuada que los perros pueden gestionar perfectamente.

Por otro lado, los hay que tratan de actuar como androides, y ser completamente asépticos eliminando (o tratando mejor dicho) cualquier emoción del proceso comunicativo, esto en mi opinión es una elección comprensible, apoyada en la prudencia o miedo de lastimar al perro usando un elemento tan complejo y delicado, pero deja fuera de juego la que posiblemente es la herramienta más sutil e influyente en la gestión de la relación perro-guía y, por lo tanto, en la eficiencia de un entrenamiento basado en los motores sociales. Casi nada.

En nuestros cursos de formación integral ¡Yes&Click!  explicamos y enseñamos este tema desde el primer momento. También lo hacemos en el nivel 1: "Comprender para poder Avanzar".

Si aunamos todo nos puede quedar un trabajo muy honesto y armonioso.

Nos gustaría compartir otro texto que habla también de los tonos.

Referencia:

Jorge Ortega. Director de "Guauf Servicios Caninos"

Artículo: "Trucos para que tu perro te escuche" en su web Guauf



Gracias por leerlo, esperamos haber dado “el tono” en nuestro mensaje.

Afectuosamente,

Pere Saavedra & Luis Gómez




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